La turquesa es uno de los principales minerales azules asociados a la zona de la garganta. Favorece el equilibrio de la comunicación y la expresión. También se asocia al tercer ojo, potenciando la meditación y la intuición. Su energía es suave y fresca, con lo que es una piedra que también es indicada para los niños. La turquesa se considera una piedra sanadora y protectora. Ya desde la antigüedad se usaba para la elaboración de amuletos. Favorece el descanso y la vitalidad. A nivel físico se dice que estimula la regeneración de los tejidos del organismo.